viernes, octubre 23, 2009

Se les acabó la luz

Es evidente que el abuso en el mal manejo de los bienes y recursos, la desorganización y la innegable corrupción, entre otros viciosos motivos de la burocracia mexicana, han llevado a la extinción a una de las organizaciones más acaudaladas del país, la Compañía de Luz y Fuerza del Centro; lamentable 60,000 trabajadores, sin remedio alguno, se han quedado sin empleo. Aunque se presume que la propia CFE liquidirá conforme a la ley a todos y cada uno de estos recién desempleados, se dice también que hasta les ofrecería chamba dentro de la misma empresa paraestatal, ¿ustedes lo creen? Es obvio pensar que existirán incorfomidades, más abusos y para variar más corrupción.
Resulta ser esto, una artimaña más del gobierno federal para desaparecer núcleos de poder contrarios a sus ambiciosos intereses.
Los trabajadores mexicanos exigimos organismos, sindicatos y cooperativas más responsables de su importante labor, comprometidas realmente con la actualidad que se está sufriendo, no sólo en México, sino en todo el mundo, para que no vuelva a pasar lo mismo que a la gente de Luz y Fuerza. Claro que es una cruel atrocidad de parte del ejecutivo, pero analizándolo y elaborando una dura y concienzuda autocrítica, también es producto del pésimo manejo por parte de la desorganización y despilfarro que estuvo al frente de la compañía.
Descanse en paz LyF.

miércoles, octubre 07, 2009

Ninfas de las cuatro cuerdas

Para nada es un secreto, la hipnótica fascinación que el autor tiene por esas féminas insensatas tocadas divinamente con la habilidad y gran destreza de saber tocar el bajo. Ohh see, siempre ha sido así. Todo el tiempo le ha emocionado de gran manera tener en su banda una chica muy guapa y de gran actitud, pero sobre todo talentosa; que sepa muy bien que hacer con el instrumento a la hora de tenerlo entre sus sutiles manos, que le de rienda suelta a la imaginación y que no se limite a entregar su energía a la noble y artística causa a la hora de entrar en acción.
La sensación, el sonido y la presencia que se percibe cuando una bella dama se integra a la banda, no se compara con nada, y de ante mano, le cuesta un enorme trabajo comprender el rock contemporáneo sin la magia, el misticismo y la profunda excentricidad de Paz Lenchantin, ni sin la hipnótica cadencia musical de D'arcy Wretzky, ni sin el sofisticado y sirénido sonido de la hermosísima Melissa Auf der Maur, tampoco sin la imponente majestuosa punkosidad de Kim Gordon, ni mucho menos sin la oceánica creatividad de la incomparable Kim Deal. Todas se ven realmente ardientes a la hora de estar tocando, pero
además de eso cantan y componen, con lo agregan otro plus con su pecualiar tono de voz y manera de ver el universo.
Así es, el resultado es fantástico, los efectos y las consecuencias se magnifican. Si hay mucho que explicar, aún hay más por investigar pero el autor, con gran disposición, se podría sacrificar. Ja ja ja.