Ninfas de las cuatro cuerdas
Para nada es un secreto, la hipnótica fascinación que el autor tiene por esas féminas insensatas tocadas divinamente con la habilidad y gran destreza de saber tocar el bajo. Ohh see, siempre ha sido así. Todo el tiempo le ha emocionado de gran manera tener en su banda una chica muy guapa y de gran actitud, pero sobre todo talentosa; que sepa muy bien que hacer con el instrumento a la hora de tenerlo entre sus sutiles manos, que le de rienda suelta a la imaginación y que no se limite a entregar su energía a la noble y artística causa a la hora de entrar en acción.La sensación, el sonido y la presencia que se percibe cuando una bella dama se integra a la banda, no se compara con nada, y de ante mano, le cuesta un enorme trabajo comprender el rock contemporáneo sin la magia, el misticismo y la profunda excentricidad de Paz Lenchantin, ni sin la hipnótica cadencia musical de D'arcy Wretzky, ni sin el sofisticado y sirénido sonido de la hermosísima Melissa Auf der Maur, tampoco sin la imponente majestuosa punkosidad de Kim Gordon, ni mucho menos sin la oceánica creatividad de la incomparable Kim Deal. Todas se ven realmente ardientes a la hora de estar tocando, pero además de eso cantan y componen, con lo agregan otro plus con su pecualiar tono de voz y manera de ver el universo.
Así es, el resultado es fantástico, los efectos y las consecuencias se magnifican. Si hay mucho que explicar, aún hay más por investigar pero el autor, con gran disposición, se podría sacrificar. Ja ja ja.
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