El sonoro rugir del cañón
Y es que, ¿quiénes deben de sentirse más orgullosos de ser mexicano?, siendo este el país en donde se puede ser uno de los sujetos más ricos del mundo, a costa de sobornos, las mentiras, los chantajes, a través del tráfico de influencias y del abuso a un pueblo mal informado.Los medios de comunicación retrogradas y anacrónicos, de ideas mochas y cerradas se ofertan al servicio del sensacionalismo periodístico y el morbo noticioso en aras de su propia (sub)existencia. Vendidos, malinchistas.
Donde los políticos no representan otra cosa sino el interés de su propia persona y de su grupo carroñero hambriento de poder y haciéndose pasar por represesentantes de una nación pseudodemocrática abusan de las facultades otorgadas por nosotros mismos, quienes en un acto de civismo y hasta de fe religiosa, votamos por ellos y por lo tanto tenemos que ser nosotros quienes les exijamos cuentas y resultados.
Las leyes que cuidan a los asesinos y a los ladrones por los que fueron creadas y sirven de perfecto negocio para condenar conforme a sus vandálicos intereses todo aquello que se atreva a intervenir en sus enormes redes de corrupto control.
Sin duda, ellos son los que seguramente se han de sentir más orgullosos de ser mexicanos, más que el propio pueblo motor de esta noble nación, porque son ellos los que aprovechándose de nuestros propios recursos, se han hecho de una enorme y monopolizada riqueza, condenándonos a la inevitable miseria.
¿Estamos ciegos, o qué?