¡Fuerza Chile!
Es el grito de apoyo que se sigue escuchando alrededor del planeta al pueblo chileno; y es que después de una semana, el devastador efecto del terremoto sufrido en Chile, el pasado 27 de Febrero, continúa haciéndose presente, pues las replicas sufridas los días 3 y 5 de Marzo sugieren, lamentáblemente, mantener la guardia en alerta constante.
El terremoto alcanzó los 8.8 grados de magnitud, localizando su epicentro en la costa de la región de Maule, afectando inténsamente varias regiones federativas, las que acumulan más de 13 millones de habitantes, cerca del 80% de la población del país.
La cifra estimada de víctimas fatales sobre pasa los 450.
Un aproximado de 500 mil viviendas se han contabilizado con daños severos.
Se estiman un total de 2 millones de damnificados.
Consecuentemente, debido a su origen submarino, y la cercanía a la costa, se generó un tsunami, que ocasionó la mayor parte de los destrozos. La magnitud de las olas se hicieron sentir por todo el Pacífico sur, las que por fortuna, alcanzaron sólo algunos metros de altura.
Sin mayor remedio, es considerada la peor tragedia natural en Chile desde 1960.
Una tragedia natural como esta, no puede ser evitada, ¿Cómo evitas un terremoto?; lo que puede ser evitado, o en su defecto, disminuido, es la magnitud de la catástrofe. Varias entrevistas a la población del país, denuncian con angustia en sus rostros, una terrible falta de prevención por parte de las instancias incompetentes.
Es estimulante para el autor que, la total comunidad (en su local globalidad), se haga manifestar con mucha rabia, resulta un mensaje de real inconformidad. El siguiente paso es organizarse para canalizar con mayor eficacia todo ese coraje.
Por desgracia, los ejemplos de Haití y Chile, nos dejan bastante claro lo destructivo que pueden ser unos desastres naturales de esta magnitud, pero resulta más claro aún, observar lo infinítamente fatal que pueden llegar a ser estos, cuando en su consecuencia no se actúa con adecuada prevención, ni se tienen los medios suficientes para contrarrestar sus devastadores efectos.
Un mensaje muy acertado para Calderón y su pandilla sería, tal y como sugería aquella compaña de tv: "Ojo..., muuucho ojo"
Foto: (ANGEL)line
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