sábado, febrero 09, 2008

Habemus ampli

Saludos, saludos, saludos a todos.
El autor ya está de welta, con las duracell y las energizer recargadas y bien puestas, porque el estratoznáutico autor finalmente encuéntrase en su bunker personal, ya, después de algunos meses, porque ha terminado algunos trabajos pendientes desde hace tiempo, también porque ha cruzado al carnaval con los mejores sabores de boca y con aquel emotivo encuentro con la grandiosísima bella dama de irremediable espontaneidad.
Así suele pasar en los carnavales de por acá, de repente te llegas a topar con gente que no veías en varios siglos (¿literalmente? . . . ).
Desde los más desmadrosos amigos de la secund, hasta las viejas más fresas de la universidad, pasando por algunos compas pseudorehabilitados de algún centro y otras buenas amigas de esas fiestas en las cuales andabas levemente pasado de feliz, en las que casualmente se da buena química con ellas y entre el calor de la noche y lo alegre de la música provocan que el furor de la sangre se eleve cada vez más, poniendo más dura la situación entre los 2, para consecuentemente, proceder a la placentera ingesta de los sagrados alimentos; suculentos melones y deliciosa papaya (mmmh), frescas frutas naturales para rehidratar al cuerpo, obviamente JE JE.
Luego de un par de años, controlar la paciencia y la ansiedad al extremo, cientos de vueltas innecesarias al taller electrónico, quemar unas bocinas adaptadas, aguantar la confianza en un ingeniero, algunos pesos invertidos, tiempo sin ensayar con la banda, la ausencia a varios tokines, la omisión a uno que otro concurso; pero luego de, lo más difícil, mantener la confianza intacta: finalmente recuperé mi AVT50. El inmortal amplificador que ha sido poderoso cómplice sonoro del demente autor de estas finas letras de desinhibida desfachatez y de la prietoxtona música psychodemoniacainstrumental regresa a ser, nuevamente, parte de su instrumenta atrocidad.