Que tengas buen viaje
El tiempo es voraz y no se detiene a compadecerse de nadie.
Los grandes momentos, esas inolvidables experiencias, tantas, pero tantas cosas que pasaron juntos el autor y tu, que resulta incomprensible, una realidad difícil de imaginar; no queda más que sobreponerse al duro golpe que resulta ser tu prematura partida.
El profundo dolor que esto representa tendrá que sucumbir como la noche obligadamente tiene que dar paso al sol, porque los gratos recuerdos son los que se quedan, porque son un chingo, porque son muchos, porque cada día que ha pasado el que escribe se acuerda tanto de ti, con una gran sonrisa en el rostro, con un malestar en las tripas y un enorme vacío en el fondo, que es hora que no se lo puede explicar, mucho menos creer; pero ¿qué se puede hacer? . . .
En sueños el autor se comunica contigo Chayona, con arto gusto y bastante emoción se acerca ti, y te pregunta atónito por las inexplicables razones de tu amarga ausencia.
En estos momentos no queda más que sentir resignación y honor por tu memoria, ojalá que donde sea que estés, te encuentres con bien, contenta y descansada de tanta bronca, sobre todo feliz, con esa alegría y tremendas ganas de vivir con las que crecimos, con esos hermosos recuerdos cuando nos divertíamos tanto desde niños, son tantas, pero tantas cosas por las que hay que recordarte que las palabras se encuentran muy dispersas, tan confundidas como este que las quiere encontrar para ponerlas en orden para rendirte un sencillo y humilde homenaje, pero tan merecido que te lo tienes.
Te quiero un chingo, donde sea que estés.
Descansa en paz Rosario.
Los grandes momentos, esas inolvidables experiencias, tantas, pero tantas cosas que pasaron juntos el autor y tu, que resulta incomprensible, una realidad difícil de imaginar; no queda más que sobreponerse al duro golpe que resulta ser tu prematura partida.
El profundo dolor que esto representa tendrá que sucumbir como la noche obligadamente tiene que dar paso al sol, porque los gratos recuerdos son los que se quedan, porque son un chingo, porque son muchos, porque cada día que ha pasado el que escribe se acuerda tanto de ti, con una gran sonrisa en el rostro, con un malestar en las tripas y un enorme vacío en el fondo, que es hora que no se lo puede explicar, mucho menos creer; pero ¿qué se puede hacer? . . .
En sueños el autor se comunica contigo Chayona, con arto gusto y bastante emoción se acerca ti, y te pregunta atónito por las inexplicables razones de tu amarga ausencia.
En estos momentos no queda más que sentir resignación y honor por tu memoria, ojalá que donde sea que estés, te encuentres con bien, contenta y descansada de tanta bronca, sobre todo feliz, con esa alegría y tremendas ganas de vivir con las que crecimos, con esos hermosos recuerdos cuando nos divertíamos tanto desde niños, son tantas, pero tantas cosas por las que hay que recordarte que las palabras se encuentran muy dispersas, tan confundidas como este que las quiere encontrar para ponerlas en orden para rendirte un sencillo y humilde homenaje, pero tan merecido que te lo tienes.
Te quiero un chingo, donde sea que estés.
Descansa en paz Rosario.
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