domingo, julio 30, 2006

Estuve con ellas

Las últimas 2 semanas, se pasaron volando, se fueron como fresca agua de entre los dedos y esa despreocupada sensación de estar frecuente e involuntariamente acompañado de ti, le recuerda al autor de esta sarta de taladrantes letras, lo complicado que resulta en ocasiones llevar a cabo las tareas más sencillas.
Ellas son 2 hermosas mujeres que conoció el autor hace mucho tiempo atrás, bellas féminas salpicadoras de lujurioso deseo que nunca terminarán por mostrarse totalmente, tal cual, como son; y si no, renunciasen así, a su propia naturaleza, dejarían de ser volubles hembras poseedoras de infinita sabiduría, pues es su esencia permanecer en constante inestabilidad.
Siempre les estará agradecido el más mendigo de sus nobles vástagos.
Desearía, él, ¿quien más?, mantenerse en diario contacto con sus desbordadas muestras de generosa habilidad sensorial, sumergido vigorosamente entre sus muslos de suculenta y amarga realidad, día y noche, manteniendo una nula relación espacio/temporal.
Una, no distingue entre luz ni sombra, se muestra tanto en los cálidos amaneceres de verano, como en las frías noches embarradas de arenosa sensación marina. A veces es un poco predecible, más no siempre, en ocasiones se le ve llegar anuncianando tiempos que seguramente mejoraran (mientras dure su valiosa presencia), en otros llega cuando menos se le espera, y es difícil comprender él porque de su presencia, ¿duele?, puede ser que si, sobre todo cuando la estéril costumbre te impone su voluntad abnegada a las asfixiantes situaciones del presente, pero es sin duda mucho más doloroso no saberle reconocer en su ausencia.
Otra, es espontaneidad al 1k%, su mayor valía reincide en su eufórica manera de presentarse, siempre resulta un enorme placer presentarse frente a ella. Se aparece en los momentos menos esperados, a veces inoportunos, crueles e infames, pero es el leve precio que se ha de pagar por probar un poco de ese sublime néctar que escurre de sus labios.
Las 2 son hermosas, un poco incomprendidas, pero a pesar de los pesares: las más fieles acompañantes del autor en estas últimas jornadas de su diario andar.