Cita con la dentista
De visita con la dentista, el puntualísimo autor, llegó rayando como de costumbre a su acostumbrada revisión semanal, para eso lejos de pensar en lo molesto que luego resultan ser esas anestésicas jornadas de exhausto saliveo, desesperante ansiedad por como se van apretando los aparatos con sus respectivas ligas constrictoras, (JE JE); no mamen, que si no fuera porque la dentista le cae rebien, le gusta como luego le va acomodando sus grandes y hermosos senos por el rumbo de la cara y aparte le pone música chida, pura madre que la aguantaba.
Bueno, pues resulta ser, que ese día, ella no estaba en el consultorio y su asistente, secretaria, achichincle, empleada, confidente, mujer de confianza, camarada, compinche, amiga, comadre, amante, JE JE, nel, eso no le consta al adelantado autor, pero el caso es que ahí estaba ella recibiendo a los pacientes que iban llegando, mientras se concentraba en todos los documentos que supuestamente tenía que poner en orden. Muy trabajadora, según.
Quien sabe ni como, ni a que horas ella empezó a contarle todo acerca de su vida, bueno, (JE JE), en realidad si sabe, sólo que luego no le gusta contar cosas de más al reservado autor. Quiso valerse de la ocasión, consultorio solo, temprano en la mañana, ella sin nada que hacer y el con una revolución hormonal en su cerebro, obedeciendo a esa voz que provenía desde lo más profundo del instinto de supervivencia que le ordenaba ¡ataca!, ¡ataca!, ¡directo a la yugular!, ¡lánzate de una vez! en esos momentos pensó que podría ser una excitante experiencia poder llevar a cabo la escena, que aunque suene a cliché, de cojer con una enfermera buenísima en el mismísimo hospital, (muy popular la fantasía), solo que la variantes podrían ser considerables, la enfermera no estaba tan rebuenísima como se pudiera desear, no iba a ser precisamente un locosomio, si no solamente un consultorio dental, pero de igual la manera no dejaba de ser una muy excitante idea.
Empezóse a acercar mientras ella anotaba lo que sería la siguiente cita, mientras el comensaba a hablarle cada vez más y más de cerca, hasta que llegó la pregunta ¿tienes novio?, ella voltio a verle lúdicamente a los ojos y responde ah, este... no, novio no tengo, mmhhh, lo que tengo es esposo Imagínense una cara de sorpresa, descepción y más ganas de entrar en acción al mismo tiempo ¿ ? (JE JE) Pinche autor, el hecho de que ella sea casada le provoca más excitación, ¿qué pedo? Ok, ok, ¿y tienes hijos? continuó escarbando, para conocer las flamas del fuego en el que estaba dispuesto a meter las habilidosas manos (cálmese), en lo que ella saca las típicas fotos de familia de su bolsa. No manches, pero si te estás jovencísima continuaba el persistente autor, nunca me lo huvbiera imaginado; prosiguió con la insistencia mientras ella notando su sorpresa y evidente decepción, dispúsose a contarle mejor sobre lo que ha sido un poco, esto del diario andar por los caminos de la vida.
Fueron como 2 horas y cacho lo que estuvieron en el lugar platicando gratamente, aunque al autor le hubiera gustado mucho más, que en lugar de haber intercambiado polémicos puntos de vista, hubieran mejor intercambiado algunos fluidos corporales.
Bueno, pues resulta ser, que ese día, ella no estaba en el consultorio y su asistente, secretaria, achichincle, empleada, confidente, mujer de confianza, camarada, compinche, amiga, comadre, amante, JE JE, nel, eso no le consta al adelantado autor, pero el caso es que ahí estaba ella recibiendo a los pacientes que iban llegando, mientras se concentraba en todos los documentos que supuestamente tenía que poner en orden. Muy trabajadora, según.
Quien sabe ni como, ni a que horas ella empezó a contarle todo acerca de su vida, bueno, (JE JE), en realidad si sabe, sólo que luego no le gusta contar cosas de más al reservado autor. Quiso valerse de la ocasión, consultorio solo, temprano en la mañana, ella sin nada que hacer y el con una revolución hormonal en su cerebro, obedeciendo a esa voz que provenía desde lo más profundo del instinto de supervivencia que le ordenaba ¡ataca!, ¡ataca!, ¡directo a la yugular!, ¡lánzate de una vez! en esos momentos pensó que podría ser una excitante experiencia poder llevar a cabo la escena, que aunque suene a cliché, de cojer con una enfermera buenísima en el mismísimo hospital, (muy popular la fantasía), solo que la variantes podrían ser considerables, la enfermera no estaba tan rebuenísima como se pudiera desear, no iba a ser precisamente un locosomio, si no solamente un consultorio dental, pero de igual la manera no dejaba de ser una muy excitante idea.
Empezóse a acercar mientras ella anotaba lo que sería la siguiente cita, mientras el comensaba a hablarle cada vez más y más de cerca, hasta que llegó la pregunta ¿tienes novio?, ella voltio a verle lúdicamente a los ojos y responde ah, este... no, novio no tengo, mmhhh, lo que tengo es esposo Imagínense una cara de sorpresa, descepción y más ganas de entrar en acción al mismo tiempo ¿ ? (JE JE) Pinche autor, el hecho de que ella sea casada le provoca más excitación, ¿qué pedo? Ok, ok, ¿y tienes hijos? continuó escarbando, para conocer las flamas del fuego en el que estaba dispuesto a meter las habilidosas manos (cálmese), en lo que ella saca las típicas fotos de familia de su bolsa. No manches, pero si te estás jovencísima continuaba el persistente autor, nunca me lo huvbiera imaginado; prosiguió con la insistencia mientras ella notando su sorpresa y evidente decepción, dispúsose a contarle mejor sobre lo que ha sido un poco, esto del diario andar por los caminos de la vida.
Fueron como 2 horas y cacho lo que estuvieron en el lugar platicando gratamente, aunque al autor le hubiera gustado mucho más, que en lugar de haber intercambiado polémicos puntos de vista, hubieran mejor intercambiado algunos fluidos corporales.
Lo bueno es que ya hay más confianza, solo resta esperar que se presente nuevamente la ocasión. (JE JE), ya veremos.
En estas ocasiones al filósofo autor le gusta decir: A veces pasa que no pasa nada.
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