lunes, agosto 22, 2005

No debut

Ayer por la mañana, el autor desquiciante de estas inconstantes aunque alucinantes atrocidades, dispusose a levantarse más temprano de lo habitual que en algún domingo cualquiera, dispuesto a sacrificar un poco de su valiosísimo sueño, su sacrosanto descanso matutino, producto de una calurosa jornada sabatina, haciendo efectivo uso de su nuevo calavérico reloj.
Daban apenas las 7 con 55 minutos de la madrugada, ¡no puede ser! Exclamaba con punzante dolor en su fálica y encefálica cabezona, ¡qué mierda! Continuaba lamentándose, mientras se automasajeaba con celestial ritmo, gloriosa armonía, mitigando así, un poco ese intenso malestar interno que le provoca tu ausencia por las gélidas mañanas en su amplia y enorme cama. No se imaginaba tremendo suplicio que le resultaría cumplir con la hazaña de mantenerse de pie (aunque muerto en vida) a semejantes horas del caluroso domingo aquel.
Dispusose, entonces, a tomar el irremediable baño; las frías gotas de agua parecieron volverle instantáneamente a la vida, (no por mucho tiempo) esas aspirinas, más las varias y heladas tazas de capuccino, resultaron ser bendito remedio, ahhh, ¡sabor!
Se sentaba frente a la televisión, mientras leía algunas notas absurdas de El Debate, esperando ansiosamente que dieran la alineación del Bolton de una vez por todas. Sucedió, apareció la lista de los jugadores y nel, pinche Borgetti no empezaría el puto juego. Ni bronca, te autoconsalabas (2° vez en lo que iba de la mañana) pensando que entraría de cambio después, de hecho, ni siquiera el naco de Nakata empezó el partido, lo que significaba que los recién llegados, no estarían dispuestos para echarse los 90 minutos. Pasaba el tiempo, comenzaba a conocer a los que serían los nuevos compañeros de Jared, bueno a Okocha ya lo conocía de hace rato, a Diouf también, el caso es que en cuanto más corrían los jugadores y las manecillas del reloj, más se iba esperando la entrada del sinaloense, pues el partido pintaba para que se estrenara rompiendo el cerrado marcador, pero sabe que chingados estaba pensando el tal entrenador Allardyce, no mamen, y que en eso, ¡zaz! Les clavan un gol. Ni mandado hacer, la esperanza se encontraba las piernas o la frente o lo que sea de este cabrón, muchos centros de todos los sectores de la cancha pasaban por el área chica del portero contrario, pero que nadie podía conectar. Pues ni lo debutaron, ni pudieron empatar y el uei del autor se tendrá que conformar con aquellas ojerotas que le acaban de salir por andar de zombi viendo partidos de fut tan temprano.
Moraleja: ¡qué chingue a su madre el pinche entrenador Allardyce del Bolton Wanderers!