Mañanero exorcista
Visible es por todos los fieles lectores del escabroso autor lo oscuro que se está tornando el horizonte en estos días. Y es que ¿de qué otra forma podría estar el cielo cuando sucede drásticamente lo que menos esperas que suceda? Que el majestuoso equipo de la Cruz Azul pierda las semifinales de esa manera es una de ellas. Humillante. Sin pretender abundar más en tan castrante tema, la decepcionante actuación, del hasta hace unas pocas semanas mejor equipo de la liga, resulta ser motivo de inanición para el creyente de Chelito y compañía.
Una mañana, linda, despiertas fulgoroso, animado por ver salir el sol detrás de la enorme ventana que da de frente a la cama más cómoda del mundo, la mejor; mientras te vas estirando deliciosamente sentado aún sobre el colchón, escuchas desde afuera sobre los enormes y frondosos ficus del patio de tu casa, en pegajosa armonía los dulces cantos de las aves que a distancia apenas si alcanzas a distinguir. Decidido a, de una vez por todas, iniciar de lo más feliz y contento lo que, seguramente, será un buen día.
Vas dando los primeros pasos de la diurna jornada, rascándote los huevos con singular alegría, en lo que volteas a verla a los ojos, ella todavía continúa reposando lo que fue una larga noche, preciosa más que siempre, como a diario, profunda y tiernamente dormía, te le acercas para contemplarle, deteninadamente, sin remedio, siendo presa de su incomparable belleza le das un beso, leve aunque sustancioso, solo para no despertarle. Regresas a tu madrugador andar, camino al ritual mañanero rumbo al baño, en lo que meas, vas recordando lo bien que la pasaste anoche, lo bien que ha estado tratando la vida, lo suertudo que has sido al tenerla a ella a tu lado además de que las finanzas han ido viento en popa; y después de un largo y satisfactorio ahhh entras a la regadera para poner algunas ideas a remojar y de paso enjuagarte mientras el masaje de las pesadas gotas de tibia agua delatan lo mucho que les falta para acercarse a esas intensas sesiones que solo ella te ha sabido impartir.
Si existe algo que te mantenga con entusiasmo eso sin lugar a dudas es el mantenerte siempre la cautelosa expectativa de que en cualquier momento la sorpresa se te puede presentar en las formas y las maneras en las que solo ella y sus cómplices podrán saber. Es por eso que ella te conquistó, porque mientras recapacitabas tan profundas mamadas, ella sabiente, tal cual, conociéndote a ti y todo el infinito universo con el que viajas todo el tiempo encima, pasó de estar tierna y dulcemente dormida a ser lúdica contenedora de sorpresa y lujuria en carne viva abriendose paso a través de la imaginación representada clásicamente por una puerta continuando por la tenue, casi transparentosa cortina, para así, discretamente pasar a compartir la regadera junto contigo, sin más ni menos que decir, resignado y placentero, te dispusiste a volver a coger para expulsar algunos demonios internos.
El día podría terminar aquí mismo, justo después del mañanero exorcista, porque lo demás, está de más.
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