martes, abril 05, 2005

Reporte MAR-05

Ofreciendo cuentas, después de 2 semanas de merecidas vacaciones, desde la tierra del camarón y las bicicletas, justo a 90 Km al sur del bunker de donde se reporta el playero autor, dando nota de lo ocurrido a lo largo y ancho de estos poco más de 30 días.
Parece ser que la promesa de mantenerse constantemente en contacto con sus voraces lectores se la ha pasado nuevamente por los huevos. Está bien, dicen que de lo bueno poco, pero esta vez se pasó; apenas si se ha de acordar que mantiene este espacio con sus retorcidas letras llenas de puras mamadas donde miserablemente da a conocer unas pocas irreverentes experiencias aleccionadoras de vida.
Justo cuando debería de mostrar una diminuta cantidad de cortesía para noxiouz, mentecalida y little porn star, quienes movidas por su insaciable sed por leer la guía estratoznautónica, tanto como conocer la manera es que se gasta la vida el alucinante autor, mantuvieron se firmes, al pie del cañón, comentando sabiamente en el último escrito (de su parte, gracias y disculpas por la tardanza) y a los que faltaron de pasar lista ¡aliviánense!, no mamen, ya se acabaron las vacaciones, a dejar de huevonear gente.
Según comenta el autor, quien apenas si acuerda que hizo ayer, los primeros días del mes transcurrieron en singular cotidianidad, pero a la mitad de éste, esa desgastante cotidianidad volvió se catastrófica para la hasta en ese momento buena salud del autor. Pobre tipo, si que daba pena ajena el individuo. Aunque ya es bien sabidos por sus áreas, que andaba de valiente, intentando colaborar en la maratónica sesión de la grabación para TV de un noticiero escolar con tremenda fiebre sobre sus huesos. La verdad es que así no se puede librar una enfermedad, es de suponerse, ¿que no?. Entonces, sucedió, la calma llegó a él como teibolera a la mesa del congal, donde ansiosamente se le esperaba, bien ebrio y bien caliente (sobre todo); el alivio pareció finalmente sonreírle en las santas vacaciones. Aunque nada sea perfecto.
Nos quedaremos esperando el próximo nefastamente emocionante escrito del relajado autor. Quien lastimosamente se sigue disculpando por no mantener esa constancia prometida.